3 ene 2012

Twice-told tales

Quiero contar una historia... que ya he contado... pero ahora el néctar de los dioses me va a permitir ser más claro en  algunas partes antes censuradas por mi parte...

Serían los años 30 y Madrid era el centro de la burocracia que luego nos llevaría a una época fuera de este siglo...

En la radio solo sonaban los boleros y las coplas... en Madrid muy pocas motos podían circular... la guerra estaba en ciernes... Moto Guzzi trajo a España 100 unidades y una era mía... pintada con los colores de la bandera Italiana y el dorsal con el que fui quien soy el 22.. de ese lugar donde me pude perder y encontrarme a mi mismo, una gran época de mi vida... ahí supe de la existencia de L.M. era un Mar de dudas... yo sabía que ella existía pero ella no me conocía.... ella trabajaba como profesora en una escuela de Madrid, había estudiado derecho y yo un piloto de motos, que tras la gran carrera de la Isla de Man quiso retirarse y volver a su casa para descansar pero la guerra se encontró en su destino...

Encontré un taller en la Calle Valverde de Madrid... poco que reparar.... bicicletas y alguna que otra moto... pero solo existía un hecho que  merecía la pena destacar...a las 12:55 en la escuela situada en la calle de la Puebla esquina con Valverde una vorágine de niños salían corriendo y entre ellos una joven... de tez blanca ojos oscuros y mirada en el suelo... yo a esas horas hacía el parón para tomar el aperitivo... no solía bajar en  mi querida Guzzi pero... desde hacía tiempo solía hacerlo.... un día coincidimos... ella salía un poco más tarde con las manos ocupadas... llenas de hojas... y yo tenía puesto un traje especial para una fiesta en una de las salas de Madrid, yo miraba al suelo, ella igual.... chocamos y sus papeles se esparcieron por el suelo.... cuando quise darle el montón nuestras manos se juntaron... tartamudeando le pregunté su nombre... ella me dijo que se llamaba M... en ese momento mi cabeza entendió que era L.M. solo con la inicial de su nombre... mirando al suelo se despidió me comentó que tenia mucho trabajo que hacer... que nos veríamos el resto de días que sabia que era el chico de la acera de enfrente... cuando dobló la esquina... arranqué la moto y puse rumbo a esa sala... al día siguiente nos encontramos y quise acompañarla a casa, ella vivía en cuatro caminos así que me ofrecí a llevarla en mi moto... ella se opuso... pero accedió a ir en Metro... por lo que decidimos ir en metro... me comentó que su nombre era cosa de su madre... Mar... que había estudiado derecho y que ejercía de profesora en ese colegio... yo le comente que había vivido en Italia pero que amaba España... que me encantaba el teatro y que si quería ir con migo... ella mirando al suelo y sonrojada... me contesto que quería ir... que podíamos ir mañana...

Al llegar a casa.... fui a dejar las cosas a cerrar el taller y a hacer una pequeña escapada al pardo para despejarme... en esa época... mucha gente te paraba al ver que tenías una moto Italiana... que en mi caso era especial.... al volver por la noche... empecé a pensar en el día que me esperaba... y me quedé dormido en la butaca... cuando llegó la hora estaba hecho un manojo de nervios, fuimos al teatro Lara...  pero no dejamos de mirarnos.... la obra... una gran obra de Calderón, a la salida del teatro... mis labios buscaron sus labios... y en ese momento... el tiempo se paró... paso el tiempo... nos encontramos con el anuncio de la guerra y cuando ya vivíamos juntos en una casa cerca de la Gran Vía (en una calle paralela) todo se volvió una infierno pero nos amábamos... una noche... una bomba nos dejó sin techo... en ese momento... quisimos escapar o esperar a que Madrid fuese tomada... dado que no tenía nada que perder... pero a la noche siguiente... otra bomba rompía el silencio al precipitarse contra el lugar donde estábamos... en ese momento... me he vuelto a despertar...

L.M. apareces en mis sueños... eres tu.... no lo he dudado y como se dice... las historias son deseos del alma.

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